El encontrar el sendero que debemos transitar
nos hace libres de expresar nuestra esencia.
La Numerología es una ciencia muy antigua que toma la energía transmitida por los números como estructura básica y fundamento de su conocimiento.
En nuestra vida cotidiana conocemos los números como indicadores de cantidad: un precio, la edad de una persona, su altura, la dimensión de una deuda, etc.
La calidad y cantidad constituyen lo más superficial, lo más externo pero, los números tienen una cualidad más trascendente que su valor numérico,
La mirada de la Numerología los reconoce como indicadores de cualidad, revelan lo más profundo, lo que se conecta con la esencia, con la interioridad de la persona.
Nos revelan algo que está pero que no había sido descubierto aún.
Las letras también son valores simbólicos al igual que los números y son estos dos elementos de la persona, fecha de nacimiento y nombre completo, los que tenemos en cuenta dentro de la Numerología
Esta información cualitativa es transmitida a través de la fecha de nacimiento y del nombre completo, pues cada letra tiene un valor en números que es simbólico y está de acuerdo con el alfabeto que se utilice. Al sumar esos valores se alcanza una totalidad que habla de los dones, talentos, dificultades, aprendizajes con los que la persona se conectará a lo largo de su vida.
Breve Historia del Conocimiento de los Números
Una mirada al Universo, una mirada profunda del paso de la Humanidad a través de los tiempos nos llevan a comprender que los números han sido usados por los hombres desde el comienzo de las civilizaciones más primitivas.
Los primeros conocimientos sobre los números están ocultos aun en un pasado incierto, pero seguramente cuando el Hombre se dio cuenta del Orden Universal y de la perfección de esa inteligencia cósmica se contactó con esa dimensión que hoy conocemos como mundo esotérico, es decir, oculto o secreto.
Los árabes y los celtas comprendieron la energía que transmitían los números y los vieron como una representación de la energía cósmica universal, también los chinos, egipcios, griegos, caldeos tenían ese conocimiento.
Finalmente va a ser Pitágoras, griego del siglo V antes de Cristo, quien sistematiza este saber.
Muchas leyendas se han conservado sobre su nacimiento. Algunas sostienen que no era un mortal, sino un iniciado que había venido a la tierra para entregar su sabiduría al mundo.
Otras corrientes de pensamiento, creen que en realidad no fue un humano sino un grupo de iniciados que se conocía con ese nombre genérico.
Mucho esotéricos le atribuyen a Pitágoras una concepción inmaculada, su padre fue proféticamente informado de que su mujer daría luz a un niño que sería un benefactor de la humanidad.
Siguiendo la corriente más tradicional, nació entre el 600 y el 590 A .C. en la ciudad de Sidón, en la costa del mar Mediterráneo. Fue una importante ciudad de Fenicia, fundada en la misma época que Tiro, Biblos (hoy Djebail) y Beritos (hoy Beirut), en el III milenio A.C.
La verdadera ciudad de residencia era Samos, isla griega perteneciente al grupo de las Espóradas Orientales, en aguas del mar Egeo y muy próxima a la costa de Asia Menor, pero nació en el Líbano actual, debido a un viaje circunstancial de sus padres.
Viajó mucho y en esos intercambios conoció las tradiciones secretas de Moisés, más tarde fue iniciado en los Misterios egipcios, babilónicos y caldeos, pero su mayor estadía fue en el estudio de los cultos brahmanes. El brahmanismo es una antigua religión india derivada de la religión védica que precedió al hinduismo o budismo actual.
Se cree que también recibió enseñanzas de Zoroastro, filósofo, profeta y reformador persa y que en Judea conoció los principios de la Kabbalah, tradición oral judía.
A él le debemos la palabra filósofo con esa connotación de humildad que lo caracterizó, llamaba filósofo a “aquel que está intentando descubrir…”.
Luego de este periplo del despertar espiritual estableció una escuela en Crotona, al sur de Italia.
Allí instruyó a sus alumnos en el conocimiento secreto que a él había sido revelado y también en los fundamentos de las matemáticas, geometría, música y astronomía ocultas, que él consideraba la base de todas las ciencias y las artes.
No dejó testimonios escritos y sus conocimientos fueron transmitidos por sus discípulos y a su muerte, su escuela se desintegró gradualmente aunque siguieron unidos por la admiración común a su maestro.
Edouard Schure, escritor francés nacido en 1841, muy conocido por su obra Los Grandes Iniciados relata la siguiente anécdota en su obra “Pitágoras y los Misterios” como ilustración del lazo de amistad que unía a los miembros de la Escuela Pitagórica:
“Uno de ellos que había caído en enfermedad y pobreza fue amablemente recogido por el dueño de una fonda. Antes de morir pintó unos signos extraños (el pentagrama sin duda) sobre la puerta de la fonda y dijo a su anfitrión:
“No te preocupes, uno, de mis hermanos pagará mis deudas”.
Un año más tarde, un extraño pasaba por delante de la fonda y vio los signos en la puerta y dijo al dueño: Yo soy un pitagórico y uno de mis hermanos murió aquí, dime que debo por su cuenta”
Enseñó que la amistad era la más verdadera y pura de todas las relaciones. Declaró que en la Naturaleza había una amistad de todo con todo, de dioses con hombres, de doctrinas unas con otras, del alma con el cuerpo, de la parte racional con la irracional, de la filosofía con su teoría, de los hombres unos con otros, de los compatriotas entre sí, también hay amistad entre extraños, entre un hombre y su mujer, sus hijos y sus sirvientes.
Enseñó que el hombre y el Universo, estaban hechos a la imagen de Dios, que siendo hechos a la misma imagen, la comprensión de uno afirmaba el conocimiento del otro.
Con respecto a los números en particular, Pitágoras descubrió su significación mística. Determinó que los dígitos del 1 al 9 representan los principios universales en el macrocosmos, que se establecen en el microcosmos, como características y facultades individuales del hombre.
También encontramos en La Biblia, hechos que podemos explicar desde la trascendencia de la energía transmitida por los números, cuando Dios le cambia el nombre a Abram y a su esposa Sarai, y les anuncia que van a engendrar a un hijo, cuando nombra Pedro a Simón en el Nuevo Testamento, etc.
La equivalencia numérica no es accidental, ya que el mundo fue creado por Dios a través de la palabra, “en el principio era el Verbo” dice Juan, discípulo de Jesús en el Antiguo Testamento. Cada letra representa una fuerza creativa, así la equivalencia numérica entre dos palabras revela una conexión interna entre la creación potencial de cada una.
Todo lo que existe en el Universo es energía, los números también son energía, operan en el plano espiritual y se expresan en el plano material.
Los números personales nos llevan a actuar de una manera determinada con la que nos identificamos y sentimos como propia.
Esta identificación no es total, sería demasiada energía para un niño vivir la totalidad, pero integrarla es el trabajo de crecimiento y evolución a lo largo de la vida.
Hay partes de ese campo energético que no sentimos como propias, con las que no nos identificamos y es entonces que nos llegan a través de los otros: la madre, la hija, el suegro, el jefe y así cada uno de los que se relacionan con nosotros.
Es decir que la persona se identifica con algunas partes de sí misma y otras, que también son suyas, las rechaza y las vive desde afuera a través de otros.
Se genera así una forma de vincularnos estructurada y rígida, con la que seguramente nos identificamos y nos da seguridad, pero cuando por alguna situación se rompe ese equilibrio, surge el pánico y el desorden para luego dar paso a una nueva forma de organizar la personalidad integrando, ojalá, el nuevo aprendizaje…todo se mueve, los cambios llegaron para quedarse, las reestructuraciones van a ser constantes y constituyen el gran desafío tanto personal como social, político, cultural etc.
Tener la certeza de que nada hay seguro, que todo es posible de cambiar en muy poco tiempo permite una mirada más flexible y creativa sobre la vida.
Al flexibilizar nuestras estructuras psíquicas y hacer propias la totalidad de las energías que nos son transmitidas a través de los números y las letras, podemos abrirnos a un nuevo estado de conciencia.
Estar atentos, abrirnos a la sensibilidad y al sentir profundo, darnos cuenta de las informaciones internas que nos llegan, entender la sincronicidad de los hechos, despertar las potencialidades internas y entender que todos formamos parte de esta red global y de una inteligencia superior, que somos parte de la Tierra y de una sola humanidad será seguramente la creatividad que desarrollaran las próximas generaciones.